Tengo palabras atragantadas. Agarradas a mi garganta. No salen. No se quieren marchar.
Me crujen los dedos. Y tomo aire. Despacio. Inspiro. El aire llega a cada recoveco. Preparo mis dedos, acaricio teclas. Y escucho cada golpe sobre el teclado.
Las palabras dejan de arañarme la garganta. Algunas las tragaré. Otras, las escupiré sobre una hoja en blanco.
Despacio. Vuelvo.