Nunca me había parado a mirar sus manos. Sus dedos largos y sus uñas grandes y cortadas hace dos días. Me agarra con fuerza, quiere sacarme el alma a base de caricias.
Sus manos parecen mayores que él. Tal vez, porque con ellas escribe cosas que su cuerpo no ha vivido todavía. Porque con ellas teclea las palabras que no ha llegado a paladear. Porque con ellas me manosea con tanto amor, con tanto deseo, que la fuerza las desgasta. Nunca me había fijado en sus manos, y las miro ahora, en este orgasmo.
Sus manos parecen mayores que él. Tal vez, porque con ellas escribe cosas que su cuerpo no ha vivido todavía. Porque con ellas teclea las palabras que no ha llegado a paladear. Porque con ellas me manosea con tanto amor, con tanto deseo, que la fuerza las desgasta. Nunca me había fijado en sus manos, y las miro ahora, en este orgasmo.
Sé que a partir de ahora, cerraré los ojos y veré sus dedos largos que huelen a nicotina. Y se me escapará media sonrisa.